¿Relaciones imposibles? Una Visión Humanista. Relaciones personales, pareja, familia, educación, laboral.
- alfonso pescador
- 21 jul
- 5 Min. de lectura

La vida en nuestros días ha dado un giro impresionante. Y con ella, una dificultad de relacionarnos en muchos ámbitos, y me refiero a nosotros los adultos de entre 40, 50 y 60 años de edad aproximadamente. Estas dificultades nos han llevado a la mayoría de nosotros a estar solos, y/o a sentirnos solos, aún acompañados. Tenemos miedo de sentir y al mismo tiempo queremos hacerlo, se ha perdido el significado del amor y la entrega. La desconfianza y el miedo manejan nuestras vidas. No solo nos pasa con inter relaciones de pareja y de amistad, también como miembros de una familia, educadores, padres y profesionistas en el ámbito laboral. Somos nosotros los que no hayamos una manera de vivir con todas las situaciones actuales, nos sentimos partidos en dos: entre el cómo nos educaron para un mundo del siglo pasado (en el que no estábamos de acuerdo en algunas cosas), y por otra parte, hoy viviendo con esa educación en un mundo que es diferente. Ni siquiera podemos ajustarnos a nosotros mismos, cuando la vida demanda la necesidad de ajustarnos a este mundo diferente. Y nos preguntamos ¿Por qué no funcionan las relaciones?
Creo que todos somos educadores, nuestra educación impacta y modela a los demás, al entorno, lo que somos, quiénes somos, así que en esta ocasión tomaré la palabra de “educadores” para referenciarnos como personas. En el siglo pasado, nos educaban con una visión autoritaria. Los que fuimos educados con esta visión, hoy queremos educar sin la sensación "castrante" de lo que vivimos en ese entonces, pero hoy caemos en educar de una manera permisiva que no logramos manejar. De tal manera que cuando queremos poner límites, lo hacemos con la educación autoritaria del siglo pasado y no nos resulta, a los niños y adolescentes no les importa; a los adultos tampoco, nos resistimos en los diferentes ámbitos, incluso laborales. Quedamos entonces atrapados en un círculo de frustración, impotencia y rendición que no queremos, porque no estamos educando. Terminamos por evadir el enojo, complaciendo las demandas de los chicos y de los demás para no tener problemas. Discutimos con la pareja por la misma circunstancia y nos echamos la culpa el uno al otro por la poca firmeza para los límites y los “castigos” (que por cierto no funcionan en este nuevo mundo).
En las parejas sucede algo similar, pareciera que no encontramos la confianza de la entrega. Queremos amar y ser amados, pero al mismo tiempo nos da miedo, no confiamos en hacerlo, ni permitimos recibir amor.
En el ámbito laboral no es menos la desconfianza de cómo comportarnos sin cometer tantos errores. Miedo a no ser suficientes en todos los roles de nuestra vida.
Una de las razones fundamentales que nos ha tocado vivir a los educadores de este mundo diferente y de las nuevas generaciones, se inicia a partir de los procesos posmodernistas de globalización, adelantos tecnológicos y ampliación de comunicación internacional. El antecedente primero fue la época del movimiento individualista, que parte de la revolución industrial, independencia, de ganancia individual, de supervivencia económica y emocional, semilla del capitalismo, que impulsó al posmodernismo de la segunda mitad del s. XX al desarrollo profesional y educativo, para alcanzar niveles y estándares organizacionales a nivel global, elevados por encima de nosotros mismos.
Como toda experiencia en la vida, la época individualista y posmodernista, tienen sus aciertos y sus oportunidades de recreación, puesto que las sociedades previas al posmodernismo del siglo anterior, tenían un paradigma de comunidad y de unión. Hoy las sociedades del conocimiento, siguen desarrollando la individualidad, en donde el compartir social está siendo casi imposible. Por ello, la dificultad de las relaciones de pareja y de matrimonio en estos tiempos no se logran, y la educación en la familia, en los hijos ya es imposible. Se mantienen ciertos valores individuales, que nos cuesta trabajo incluir en las relaciones, porque hemos dejado de ser inclusivos con los demás y además con nosotros mismos.
Nos hemos excluido de nuestra comunicación personal, haciéndonos parte de la realidad global que nos impacta y nos consume, desde el capitalismo hasta formar “nuestro propio sistema de creencias” separado del entorno y de los que habitan nuestro entorno. De tal manera que hemos perdido la comunicación desde nuestra propia naturaleza humana en bienestar de nosotros mismos. El individualismo nos ha hecho creer que tendríamos que adaptarnos a los entornos para beneficio propio, y nos hemos olvidado de nuestra condición humana imperfecta, funcionó para algo este sistema de pensamiento en su época, nuestro contexto histórico-social-político-económico, hoy es diferente, y no podemos quedarnos fijados en el siglo pasado. Despertemos al aquí y ahora. La felicidad amigos, no está en el exterior, en los procesos de globalización ni mucho menos en el individualismo racional, que no nos permite convivir con nosotros mismo, y mucho menos en relación al otro. El día que tengamos consciencia que somos el resultado de la relación con otro, con lo otro, le daremos un sentido humano a nuestra vida, para así poder lograr un punto medio entre las relaciones personales, laborales y educativas del siglo pasado autoritario y castrante, a la educación permisiva y sin control actual.
Pareciera que el movimiento individualista está hoy día siendo separatista hasta de nosotros mismos. Todos los movimientos generacionales, marcan cambios importantes en la humanidad, que según el propio contexto de su época son funcionales e incluso necesarios. El punto a reflexionar insisto, es, qué esa época ya pasó y que hoy día no está teniendo los mejores resultados, estamos finalizando con esa generación de cambio y continuando con seguras transiciones futuras, es justo el momento en que necesitamos una recreación generacional para seguir adelante en términos de conocimiento integral personal, no nada más racional, educativa y organizacional, los propios resultados de ineficiencia relacional, social, están pidiendo a gritos, cambios importantes.
La visión humanista insta al descubrimiento de lo perdido, hablando de la propia intra relación humana inclusiva, racional, emocional, física y sensorialmente hablando, para una co-relación de interacción con el entorno a medida de la mayor comprensión y actualización de esta nueva época que nos corresponde vivir.
Es nuestra generación de adultos, 50´s, 60´s, 70´s, los cuales necesitamos hacer un esfuerzo para adaptarnos a los cambios de pensamiento y vida que estamos experienciando, no les corresponde a las generaciones más jóvenes y mucho menos a los niños, estas generaciones ya son de esta época, ya viven en ella. Viven y conviven en familias diferentes, variadas y además en movimiento continuo, con información y comunicación internacional en cualquier medio, tv, radio, internet, etc, incluso pareciera que nacen ya con un chip instalado que los hace ser nativos del ciber espacio.
Nosotros somos quienes tendremos que echar un clavado profundo en nuestro interior para encontrar el punto medio, positivo y propositivo para así poder relacionarnos, guiar y preparar humanamente a estas nuevas generaciones para el bienestar de sí mismos, de la sociedad y de todo lo que incluye nuestro entorno.
Nos toca unificar al colectivismo y el individualismo del siglo anterior, para una mejor sociedad humana actual.
Mtra. y Psict. Diana Mercado
@psict.dianamercado Canal YouTube Psict. Diana Mercado




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